Ya se publicaron los ascensos para el personal subalterno y para oficiales, y lo ocurrido es una vergüenza absoluta. Una falta total de respeto al personal que sostiene la seguridad en la calle, al que patrulla, al que pone el cuerpo todos los días mientras otros deciden desde oficinas con aire acondicionado. El manoseo al que sometieron a compañeros que realmente trabajan —como Juancho y tantos otros— es indignante. Todo el esfuerzo, el compromiso y el laburo diario fue tirado a la basura, como si no valiera nada.
Durante todo el año, la plana mayor de la Policía de Entre Ríos y los responsables políticos de turno se llenaron la boca hablando de vocación, sacrificio y del “gran trabajo” que se venía haciendo. Puro discurso. Porque cuando llegó el momento de reconocer al personal, quedó más que claro que no se premia el mérito ni el trabajo en la calle, sino la rosca, el acomodo y la conveniencia.
Las vacantes y los criterios usados para estos ascensos son una tomada de pelo. Una falta de respeto no solo para los policías de Concordia que fueron injustamente dejados de lado, sino para toda la institución. Esto demuestra la desconexión total entre quienes mandan en Entre Ríos y la realidad que se vive día a día en la calle.
Después se preguntan por qué hay bronca, desmotivación y hartazgo dentro de la fuerza. El personal no pide favores ni regalos: pide justicia, transparencia y reconocimiento real. Pero mientras sigan usando los ascensos como moneda política y no como un acto justo, van a seguir destruyendo la moral de la Policía de Entre Ríos desde adentro.
Fuente: La Masiva Digital.
